
music: Reunion, de Marc Sabatella (versión muestra de Musescore)
Me cuesta creer que hayan pasado ocho años desde la primera vez que crucé esas puertas grises que todos llamaban "La Roca".
Echo de menos a mis compis: Oriol, Gerard, Víctor, Jordi, Bea, Marc.
Salir a tomar café después de comer.
Desayunar en el parque observando a los patos y ponerles apodos de los usuarios.
"Los correos en catalán para ti, los correos en inglés para mí".
La moqueta que sabía más de tecnología que todos nosotros juntos.
Compartir mesa porque no había sitios para todos.
Tener que hacer CSI para conseguir los contactos de quienes habían recibido algo por la valija de la empresa y avisarles de que vinieran a recogerlo.
Me habría gustado coincidir con los otros equipos en esa sala cuadrada con un mapamundi en el que salía la URSS...
Ir andando a currar, llegar la primera y salir (a veces) la última, y tener la coña de que vivía en un microapartamento bajo la mesa. Y cuando se apagaban las luces a las 19h... no llegué a saber dónde estaban los interruptores, porque nunca era la única que se quedaba hasta tarde.
En invierno, entrar de noche, salir de noche, y confiar en que había pasado un día, porque nuestra zona no tenía ventanas.
Hacer mini-reuniones con 10 personas en una sala para cuatro y pelearnos en broma por pillar cualquier superficie en la que sentarnos.
Responder dudas en el grupo de guardias aunque estuviera de vacaciones.
"¿Entonces qué mes de overtime te vas a pillar?"
Enfriar cafés y cabezas calurosas con mis manos congeladas.
Recibir haikus y correos random preguntando por la fotocopiadora o unas llaves perdidas.
Los desayunos con el jefazo, a veces sin el jefazo 🤭

Era una época más sencilla y con menos burocracia. Y la disfruté muchísimo 💙
Luego cambiamos de oficina varias veces. Nos mandaron a casa a teletrabajar. La mayoría de la gente se fue de la empresa, a otros los cambiaron de cliente. Giro de 180º en el modelo de negocio. Equipos cada vez más reducidos, mismo volumen de trabajo, presión que nunca deja de aumentar.
"Hay que hacer un esfuerzo para que salgan los números", unas estadísticas de compromisos irreales, cuando hace años que no pasamos un día "normal".
Compañeros que acaban en urgencias por ansiedad.
Estamos todos quemados.
Yo he tenido épocas de todo y me lo he tomado con toda la filosofía del mundo, pero después de varias crisis me he dado cuenta de que llevo demasiado tiempo mareando la perdiz, ¿esperando qué?
Estoy cansada de jugar a los héroes intentando salvar al cliente cuando no eres más que un número. Un recurso.

Necesito salir.
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