viernes, 23 de abril de 2010

El nombre del viento

mood:  sleepy

Hace poco conté la urgencia que tenía de leerlo. Pensé en comprarlo por el día del libro, pero no aguanté lo suficiente...

El nombre del viento

Abrir el libro es abrir la puerta de la Roca de Guía, donde pides una comida y una habitación. Entonces te sientas y escuchas, porque Kvothe va a contar su historia mientras tú estás allí.

A mí me encantan las historias... y ésta es real.


He robado princesas a reyes agónicos.
Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche
con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me
expulsaron de la universidad a una edad a la que a
la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido
de noche caminos de los que otros no se atreven a
hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he
amado a mujeres y he escrito canciones que hacen
llorar a los bardos.

Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí.

"Bien narrado" se queda corto, absorbe de una manera... hacía tiempo que no quitaba tantas horas de sueño por leer. 872 páginas que se hacen pocas.

Lees la contraportada y no esperas cómo empieza. Crees que ha terminado, y descubres que esto no ha hecho más que empezar. ¿Chandrian? ¿Amyr? ¿Por qué Kvothe...? Pero se hace de noche, tienes que irte a dormir sin dejar que tus dudas rompan ese silencio triple.
Mañana será otro día, y la historia continuará.


Hasta ahora creo que no he contado nada. Llega el turno de las apreciaciones personales sin reparar en spoilers xD Que supongo que como en todos los libros, cuando lo empiezas de nuevo captas montones de detalles que la primera vez se pasan por alto... pero bueno, hablo de la primera lectura. Reflexiones sueltas.


Prólogo con final lapidario, te acojona en la segunda página xD No esperaba ese comienzo, pero deja entrever que el lago es más hondo de lo que piensas (idea robada a Bast). En algún sitio leí que deja muchas cosas sin explicar, pero a mí no me lo parece. Es decir, claro que te quedas con dudas, pero... coñe, es una trilogía; dale tiempo. Al menos yo lo veo así. Y también el dar algunas cosas por hechas, al menos a mí, me da una cierta sensación de familiaridad (por ejemplo, el hierro y el escral: parece que todo el mundo sabe lo que está pasando, pero obviar las explicaciones me hace pensar que de alguna forma yo también lo sé. No creo que me explique).

Me encanta cómo habla de sus padres... "Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte muy afortunado. Aunque sólo dure un minuto, o un día. Después de tantos años, esa imagen de mis padres meciéndose suavemente al son de la música es, para mí, la imagen del amor."
Sin palabras.

Me llamó mucho la atención la fiesta del Edena Ruh, "actuando para sí misma". Es igual que describir los viajes del coro, cuando en el autobús nos ponemos a cantar y sacamos canciones antiguas, probamos otras nuevas, y nos reímos tanto si sale bien como si se nos olvida la letra.

Yo llevaba casi dos años sin tocar el piano. Pues hace poco lo saqué (bah, es un teclado no muy grande, que "piano" suena demasiado importante) y estuve tocando un rato; no había perdido agilidad teniendo en cuenta, claro está, lo poco que sabía cuando lo dejé ^^U y me resultaba tan fácil como escribir en el ordenador. Cuando lo guardé seguí leyendo... y encontré la parte en la que vuelve a tocar el laúd después de tanto tiempo. Casualidad. Pero la misma sensación.

La Universidad me hizo pensar en Benagalbón; llevo diez años yendo y aún no conozco el colegio entero. La gente también se queja de las comidas (yo pienso que por vicio, soy algo delicada y sin embargo jamás me he quedado con hambre) y siempre elijo una litera en un rincón. Ya que soy un ser asocial, al menos que me dejen dormir el resto de seres sociales.

Me costó un poco entender la simpatía, pero... me ha dejado una curiosidad muy grande. Problema de Termodinámica: algún día calcularé si eso de encender una vela con el calor corporal es energéticamente viable (y sin quedarte en el sitio por hipotermia) xD

Me gustó el Eolio, una especie de oasis en el follón universitario, y lo del "caramelillo" (Valu :P) caramillo de plata. El día que decidí aprender a tocar la guitarra se me rompió una cuerda... obviamente, no conseguí mucho hasta que compré otra XD ¿El señor Rothfuss habrá compuesto también las canciones, como hacía Tolkien? Es lo único que le falta, poder escuchar la música.

Qué más, qué más... Salto hacia el final.
El... Mael que llega a la posada, que menudo revuelo arma. Después hablan de guerra. Y la charla sobre las máscaras... no me ha sorprendido, es algo que pensaba hace ya tiempo. Qué habrá pasado con la simpatía. Y con la música. Pero qué yuyu cuando Bast se "transforma"... Ese hombre me intriga muchísimo.
Tendremos que esperar a mañana para saber más cosas.


Resumiendo, he reído, he llorado y me he asustado. "De modo que esa es la diferencia entre contar una historia y estar dentro de una historia". Bienvenidos a la Roca de Guía.


Y para terminar (que ya va bien ^^U)... mi banda sonora. Porque yo también he llamado al viento alguna vez. Por los cielos oscuros. Moving, de Secret Garden.

2 comentarios:

  1. El 24 de abril de 2010, a las 20:49, Bran Stark escribió:

    Jejejejeje, este libro es impresionante y no esperaba menos de tu reacción. A mi me atrapó al instante y mientras lo leía me parecía estar leyendo más una poesía extremadamente larga que una novela. Porque está tan bien escrito que creo que no hay palabras para definirlo.

    Me muero por tener el siguiente entre mis manos!

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    1. El 25 de abril de 2010, a las 00:22, yo escribí:

      "«Realmente cada palabra está en el lugar adecuado», pensé, después de haber leído la primera página. No, no sólo cada palabra, cada signo, cada coma..., hasta los espacios en blanco entre las palabras parecían de una importancia inalterable."
      La ciudad de los libros soñadores, de Walter Moers.

      Ay, ¡qué agonía de espera! Vi la foto del maravilloso manuscrito... a ver si termina de revisarlo de una vez y lo manda a su editor xD Pero en fin, ¡las cosas de palacio van despacio! Mientras tanto... me parece que no me voy a cansar de releerlo. Ni de escuchar esa canción :D

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