Esta mañana hemos vuelto de una semana familiar en la Alpujarra, como todos los veranos. De noches de estrellas fugaces con mis amigos Escorpio y Sagitario.
Y, según volvíamos, dice mi madre: "Qué bonitas las montañas... Pero anda que, por el norte, que tiene que estar todo verde..." Y mi padre: "Sí, cerca de Santander hay muchos pueblos bonitos..."
Yo me he callado como una muerta.
Porque de allí volví gangrel.
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